martes, 3 de julio de 2012

Explicale al pibe, Profe

Ché Profe, dile al chiquito que la pelota no se mancha, como dejó sentado el prócer de la 10. Que el fútbol es un deporte común a cualquier persona,  y por excelencia, un divertimento que se juega en compañía. Hazle comprender que la pasión no es una patada en la cabeza, ni veinte tarados matándose a palos en una tribuna. Que en un partido se gana, se pierde o se empata y en dicho trámite caben las equivocaciones por lo cual se dan las diferencias, igual  en los árbitros, que tal cual los jugadores, son seres humanos y también tienen días buenos o meten la pata con sus fallos. Alguna vez he visto a no pocos  padres, desde el alambrado, empujar a sus hijos a reflejar en el campo su  propia violencia.  Eso no es picardía criolla, ni siquiera un argumento de "campito". No men, allí se aprendía a gambetear, a defender y el que no daba pie con bola iba al arco o le tocaba buscar la pelota, todo era sencillo y honesto. Seguramente hace falta aquella universidad de barrio, donde la táctica era un toque de magia sin pitos ni matracas que duraba hasta que salía la luna. Después de quitarnos los abrojos de los fundillos, darnos una escupida en las rodillas para no llegar tan sucios a casa, solo cabían un par de cargadas y  las anécdotas quedaban para una semana de rollo insoportable.
Dale Profe, capaz que educando a los botijas para un fútbol sano, se acaben los exaltados, las ganancias mal habidas que cuentan, los dirigentes coimeros, los barras bravas  y las muertes. De buena onda este deseo para que un domingo de cancha nos colme de alegría.             (Foto y texto de José López Romero) 

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